Al principio fue la luz y la sombra, el vacío y la idea, el sueño de un paisaje sin materia. En la pulsión de las horas y los dibujos germinó una arquitectura ingrávida de espacios ficticios, visiones trascendentes y sensaciones nebulosas. Al ejercicio de la duda le siguió el secuestro del tiempo. A la reflexión minuciosa le sobrevino el triunfo del concepto. Nada impidió que la ruina se transformara en un lugar habitable.

"La ruina no se rehabilita ni se restaura, únicamente se adapta para hacerla habitable"



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